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Stephen Crane, El rojo emblema del valor

La guerra es, claro está, un asunto literario tan antiguo como la propia literatura; el Gilgamesh, la Iliada, la Eneida... Y así hasta Guerra y paz. De una o otra manera la guerra aparece en la literatura para enaltecer el valor épico de sus protagonistas, ensalzar el heroísmo y los valores nacionales, etc. El rojo emblema del valor ocupa un lugar fundamental en la historia de la novela bélica porque significa un antes y un después.
Claro que la novela acaba ensalzando el valor de su protagonista, que portará la bandera de su regimiento. Pero, para empezar, el protagonista no es un héroe, un prócer o un general; es un simple soldado casi anónimo. A duras penas, conseguimos saber a lo largo de la novela que se llama Henry Fleming, pues el narrador siempre se refiere a él como "el muchacho". El muchacho es un adolescente campesino con un concepto idealizado de la guerra que abandona a su viuda madre (maravillosas las palabras de la madre en la despedida) para alistarse en el ejército yanqui y luchar contra los sudistas durante la Guerra de Secesión. El narrador acompaña al muchacho permanentemente de manera que conocemos todos sus recuerdos, sentimientos, dudas, ilusiones... Junto a este análisis psicológico del muchacho, el narrador nos ofrece un relato y una descripción realistas de la guerra; las condiciones de vida de la tropa, la batalla, la muerte, los heridos, las decisiones de los oficiales - acertadas o no, que implican a veces sacrificar una parte de las tropas para distraer al enemigo -... Tras unas semanas de tensa espera el muchacho entra en combate y, llegada la hora de la verdad, le puede la cobardía y huye del frente, recorre la retaguardia llena de muertos, mutilados y heridos. Al día siguiente, intentará compensar su cobardía buscando un rojo emblema del valor - una herida - que repare su comportamiento deshonroso - aunque nadie se haya fijado en él, que, como los demás soldados, no es más que un anónimo peón -. Avanzará entonces con arrojo por el campo de batalla portando la bandera.
El rojo emblema del valor sitúa su acción en la guerra civil norteamericana, pero no nos habla de ella ni de su resultado; simplemente, toma de ella unos días y una batalla para hablarnos de la guerra como tal. El protagonista es casi anónimo y de un origen vulgar, forma parte de la masa del ejército, nada le distingue de cualquier otro soldado raso. El narrador adopta un punto de vista realista, describe los campos sembrados de cadáveres y los heridos que se arrastran en busca del hospital, analiza psicológicamente al protagonista cuyo idealismo, ante la cruda realidad, se trastoca primero en cobardía y después en valor... Todo ello es nuevo en la novela sobre la guerra y hace, en gran medida, de El rojo emblema del valor la primera novela antibelicista. Tras ella, se acabó la épica en la novela bélica que, en el siglo XX y el XXI seguirá el camino marcado por Stephen Crane y se centrará en los soldados de a pie y en el horror, el drama y la muerte que las guerras llevan consigo; muestra de ello son las novelas del género de las que hemos hablado anteriormente.
Esta novela tuvo un éxito fulminante: publicada en octubre de 1895, vio diez ediciones en un año. Su popularidad se incrementó tras la primera guerra mundial y en 1951 John Huston rodó su versión cinematográfica. En España, son abundantes las ediciones de esta novela que se han publicado desde la de Mateu de 1958, que fue la primera de ellas. Aquí hacemos referencia a la de 2004 que cierra la colección El País Aventuras.
Stephen Crane (Newark, New Jersey, 1971 - Badenweiler, Alemania, 1900), periodista, escribió esta emblemática novela antes de ser corresponsal en la guerra de Cuba. Poco después enfermó de tuberculosis, enfermedad que causó su temprano fallecimiento.

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