Header Ads

Josephine Tey, La hija del tiempo

Theodor Hildebrandt, El asesinato de los hijos del rey Eduardo (1835).
La verdad es la hija del tiempo.
Es el proverbio chino que da título a esta novela. Josephine Tey es el seudónimo de su autora, Elizabeth Mackintosh (Inverness, 1896 - Londres, 1952), que la publicó en 1951. Y Alan Grant, el detective de Scothland Yard que la protagoniza.
Resulta que Grant está hospitalizado porque en una persecución se ha roto una pierna y como se aburre - las novelas que le regalan las visitas carecen de interés - su amiga Marta Hallar, una importante actriz, le sugiere que siga alguna investigación "académica" desde la cama. Resulta también que Marta le regala unas litografías; una de ellas es el retrato del rey Ricardo III. Atraído por el rostro del monarca, Grant decide investigar el asesinato de los Príncipes de la Torre (asfixiados con una almohada), que la historia atribuye a una orden de Ricardo para apartarlos de la sucesión. Para llevar acabo la investigación Grant, inmovilizado, requerirá de ayuda, que también le proporciona Marta; Brent Carradine, un joven norteamericano ocioso que está en Londres porque está enamorado de una joven actriz a la que sigue.
Antes de que llegaran las preocupaciones por lo social - los Jóvenes Airados en Inglaterra -, la literatura de evasión tuvo un momento de éxito en la postguerra. En el caso de La hija del tiempo la evasión la proporciona un novela-enigma típica del género de la novela policiaca clásica en la que un inteligente policía, con un ayudante eficaz pero fiel a su papel subalterno, desvela la verdad sobre un crimen que, en este caso, no es que resulte anecdótico e incapaz de revolver los cimientos de la buena sociedad, es que ocurrió a finales del siglo XV. Además, la acción de la novela carece de cualquier referencia temporal (imposible saber si debe situarse antes o después de la Segunda Guerra Mundial).
Resulta por tanto que Grant, con los libros que le traen a la cama y las investigaciones de Carradine en los archivos del Museo Británico, descubre que Ricardo III no pudo matar a sus sobrinos en la Torre de Londres y que el principal sospechoso del crimen es, en cambio, su sucesor en el trono, Enrique VII, el primer Tudor. Lástima que no sea un descubrimiento nuevo; algunos historiadores ya lo habían afirmado así a lo largo de los siglos. Pero a pesar de ello, la imagen de Ricardo como un ser malvado, que la historia y Shakespeare han creado, sigue en pie. La reflexión de Grant es que el trabajo de los historiadores es una chapuza basado en ideas y prejuicios, a diferencia de la eficiente investigación policial basada en hechos. La reflexión que le queda al lector es que la historia la escriben los vencedores.
En fin, un relato mucho más histórico que policial, en el que es fácil perderse entre tanto rey, tanto noble, tanto intrigante y tanto muerto, y también es fácil aburrirse. Porque tampoco se puede decir que la fuerza de los personajes salve la novela. Poca o ninguna acción, poca o ninguna intriga policial, diálogos suficientemente ágiles, y, eso sí, una interesante información sobre un momento importante de la historia de Inglaterra; el final de la dinastía de York, coincidente con el final de la Edad Media. Por si os interesa la polémica sobre la figura de Ricardo III os dejo este enlace a National Geographic.
La primera edición de La hija del tiempo en España es la de RBA de 2012. Anteriormente de su autora sólo se habían publicado Han raptado a Betty en 1949 y El caso Franchise en 1974.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.