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Rohan O'Grady, Matemos al tío

A una isla de la costa pacífica de Canadá llegan a pasar el verano dos niños - un niño y una niña -, que trastornan con sus peleas y travieso comportamiento la apacible calma del lugar, habitado por unos cuantos ancianos. Treinta y dos de los treinta y tres hombres que la isla dio a la patria en las dos guerras mundiales fallecieron en combate. Sólo sobrevivió uno; Albert Coulter, que es ahora el sargento de la Policía Montada en la isla. La niña, tan estirada que parece adulta, ha sido enviada de vacaciones por su madre a casa de una amiga. El niño, que parece un maleducado niñato de colegio privado, va a pasar el verano con su tío, pero, como éste se encuentra en Europa, lo acoge una pareja de ancianos que son los tenderos del lugar.
Mientras el verano pasa, Coulter va corrigiendo el comportamiento de los niños. Pero un buen día aparece el tío de Barnaby y el chico se siente horrorizado y le cuenta a su amiga Christie que, además de huérfano, es heredero de diez millones de dólares, y que su tío quiere matarle para quedarse el dinero. Ella, resuelta, propone que le maten ellos primeros. La novela avanza entre los preparativos del tío Sylvester - de horrible pasado - para matar a los niños (como el gato Silvestre persigue a Piolín) y los, más ingenuos, de los niños para matarle a él, ante la incredulidad de Coulter.
Además, en la isla vive un viejo y fiero puma de ojos verdes, llamado Una Oreja, que permite que los niños jueguen con él como si de un gato inofensivo se tratara y cuyos pensamientos y sentimientos conocemos gracias al narrador. El puma, naturalmente, tiene un papel importante en la novela y en su desenlace. El desenlace es uno, aunque la verdad oficial es otra. Coulter, sin embargo, sospecha y descubre - y calla - la verdad. La novela acaba, a la vez que el verano, con un final que deja contentos a todos sus lectores y felices a sus protagonistas.
Rohan O'Grady es el seudónimo con el que la escritora canadiense June Skinner escribió cinco novelas entre 1961 y 1984. Nacida en Vancouver en 1922, enfermó de demencia en 1990 y falleció en marzo de 2014. La edición de 2014 de Impedimenta de Matemos al tío (1964) es la única de O'Grady en España. Y Matemos al tío - llevada al cine en 1966 - seguramente fue una deliciosa novela de literatura juvenil (apta para adultos prejuiciosos) en los años sesenta y setenta en la que, en un escenario campestre, encontramos aventuras, traviesos y fantasiosos protagonistas casi preadolescentes, un malo muy malvado, tiernos personajes secundarios, la compañía de una animal salvaje amistoso con los niños y feroz con los adultos, escenas de terror (más o menos), la sombra alargada de la Segunda Guerra Mundial, humor negro y algún problema ético sobre el bien y el mal... ingredientes perfectos para el éxito de la novela. Pero el mundo ha cambiado en este medio siglo y, probablemente, hoy la novela es más divertida que gótica y resulta infantil y algo anticuada - no por ello pierde su valor literario - como lo resultaría ver hoy las aventuras del delfín Flipper - también de 1964 - que marcaron nuestra primera infancia, a principio de los setenta, en el primer televisor en blanco y negro de nuestros padres.

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